Si en la Tertulia de LTF tuve el placer de codearme, conversar, cenar y beber con coleccionistas, fanzineros históricos como el gran Juanjo Parera, y un montón de amigos que acumulan no sólo miles y miles de libros de nuestros negociados (terror, fantasía y ciencia ficción, entre otros), sino un exacerbado conocimiento bibliográfico de estos temas -conocimiento que aumenta día a día-, en la Tertulia Sherlockiana o Holmesiana de Madrid (en adelante, TSHM) llegamos a conformar una suerte hogar, tan cómodo como las pantuflas viejas, que al mismo tiempo era un paraíso de camaradería al más puro estilo de la vieja escuela decimonónica, donde los brindis extracanónicos y las conversaciones acaloradas (exabruptos, puñetazos en la mesa, indignaciones) no eran excepción... Y, sin embargo, también era un lugar en el que resultaba imposible enemistarse o, sencillamente, enfadarse. He conocido pocas reuniones o tertulias, literarias o no, más caballerosas y honorables.
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Un micropastiche del doctor Efrén Comín
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Un micropastiche de C. Smith (Carmen Herrero)
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Quizá esto se deba a que los sherlockianos de cualquier latitud tienden a ser personas educadas, cabales, sensibles e inteligentes, que aprecian y respetan el valor de un buen discurso y una buena argumentación tanto como el silencio, que en muchas ocasiones, también puede ser muy, muy significativo: en las tertulias se aprende mucho más escuchando que hablando, y tan importante es lo que se dice como cuándo se dice.
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Un micropastiche de Begoña Pérez Ruiz
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Más de 60 reuniones mensuales (y algunas extraordinarias,
fuera de cómputo) a lo largo de los años, a las que asistieron
sherlockianos de toda España y alguno que otro de más allá del
Atlántico, demuestran que aquel hábito tan cómodo de tertuliar se
convirtió en una pequeña, discreta institución a la que acudían amigos desde muy lejos, realizando costosos e incómodos viajes hasta Madrid. Existen registros
escritos, más o menos fiables, de buena parte de las tertulias, con los nombres de los
asistentes y algún que otro detalle; pero, lógicamente, la TSHM se ha mantenido sobre todo gracias
a un enorme "núcleo duro" de incondicionales. Ellos saben quiénes son, y el lector también, si echa un vistazo al listado de los nombres que aparecen junto a los múltiples micropastiches que realizamos, cada Navidad, como regalo para los compañeros. Hay médicos, gerentes de Telepizza, poetas y poetisas, dibujantes, editores, escritores, telefonistas, libreros, ex actrices, profesores, dependientes de comercios, agentes comerciales, funcionarios de Hacienda, ex empleados de banca, administrativos, bibliotecarios... todos interesados en Sherlock Holmes y su inabarcable mundo, canónico o pastichero. Hay incluso una sección malagueña bastante estable (un puente que tendieron los hermanos Javier y Miguel Ángel Wolfille), que venía a reunirse con nosotros cuando podía. Y por supuesto, allí recibimos las honorabilísimas visitas de grandes amigos como Manuel Berlanga (responsable del mítico fanzine Berserker) y el matemático Paco Mancera, ambos miembros de la facción Málaga; el maestro de la cifi española, ya desaparecido, Carlos Saiz Cidoncha; el enigmático Abuelito del Desván (Pedro Porcel Torrens); el terriblemente irónico Reginaldo Caviar (Gonzalo Laguno); Miguel Ojeda (junto a otros miembros destacados del Círculo Holmes de Barcelona, como Jaume Gabaldà); el escritor de bolsilibros Lem Ryan; o Juan Antonio Requena (uno de los pocos agentes visibles, de carne hueso, de la misteriosa y esquiva Amateur Mendicant Society de Madrid), por citar a algunos. Pero fueron muchos, muchos más.
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Un pastiche (no micro) de José Luis González Martín
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Un micropastiche de Alfonso Díez Taravilla
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También hemos sufrido pérdidas. José Goás Jul, autor de pastiches sherlockianos y un maravilloso, entrañable amigo, excelente conversador y polemista, que se desplazaba desde Lugo a Madrid para asistir a las tertulias, falleció en septiembre de 2017, en circunstancias que parecían salidas de una relato de terror gótico. Manuel Aguilar García, escritor y crítico cinematográfico (y muchas cosas más), también nos dejó recientemente, en junio de 2021, sin posibilidad de que nos despidiéramos de él. Ambos eran parte del ya mencionado "núcleo duro", y sus respectivas desapariciones prematuras supusieron duros golpes para mí... y para la tertulia.
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Un micropastiche de Javier Jiménez Barco
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En los primeros días de marzo de 2020 tuvo lugar la última reunión oficial de la TSHM, y la siguiente hubo de aplazarse sine die por motivos que, hoy, en 2022, resultarán obvios para cualquier lector del planeta Tierra.
Para mí, es evidente que esta tertulia volverá a estar activa en algún momento, y nada me agradaría más que estar presente durante su resurrección.
(Continuará...)
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