16 de mayo de 2023
Publicado en Pueblos del Oeste nº4 (marzo de 1949).
Saltamos atrás en el tiempo para conocer al niño Juan Vargas y la atribulada y dramática historia de su padre. Estamos en 1846, en los albores de la guerra de México contra los Estados Unidos, y la convivencia entre mexicanos, españoles y tejanos es, sencillamente, imposible.
Voy a destacar, por puro capricho estético, la discretísima presencia del droguero armenio Iskuhí Chatakhian, mentiroso chamarilero, perfumista y contador de historias y exóticas aventuras con las que hace volar la imaginación de Juanito Vargas. Por lo que he visto, Chatakhian vuelve a aparecer más adelante.
En esta serie, tienen importancia las leyendas populares, las consejas y las máximas: en el volumen anterior, se narraba la leyenda de cómo el coyote (el animal) se convirtió en un “jíbaro”, esto es, un animal de natural manso, que se asalvaja. A todo esto, las relaciones entre personajes son lo suficientemente complejas como para que resulten bastante impredecibles sus acciones y decisiones. Un dramón. (Al parecer, la costumbre de encerrar a la gente en sus casas y quemarla viva la aprendieron los tejanos de los mexicanos, de los tiempos de El Álamo. O eso cuenta Mallorquí en esta historia).
Una burrada maravillosa. No sé qué hago que no estoy leyendo YA la tercera entrega de Jíbaro.
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