(De Facebook)
18 de agosto de 2023
Réquiem por los que van a morir (A Prayer for the Dying, 1973) de Jack Higgins es, prácticamente, un bolsilibro español, aunque el doble de largo (200 escasas páginas). No se acerca a la calidad de otras obras más extensas de Higgins, pero va al grano y es disfrutable por lo exagerado de sus planteamientos morales: el terrorista que voló un autobús escolar es el héroe, que se hace amigo del cura veterano de la II Guerra Mundial (y su sobrina ciega y pianista). Los malos son MUY malos, gángsters británicos sádicos, tratantes de blancas y de niños y de lo que haga falta, y además, tienen una funeraria propia. Martin Fallon, el "bueno", arrepentidísimo ex-terrorista del IRA, es un genio de la música, un tío leído, salido del Trinity College, con un don innato para las armas de fuego y oído perfecto. Vamos, un superhéroe, como lo es el muy superior Liam Devlin de Higgins, o el sucesor de Devlin, Sean Dillon.
Sin ser nada del otro mundo, entretiene y no engaña a nadie.
Ahora estoy terminando Al Este de la desolación (East of Desolation, 1968), que me está pareciendo muy peculiar dentro de la producción de Higgins. Pero sobre este título, mejor hablo cuando haya llegado al THE END.
Excelente, Alberto me sorprende con temas nuevos.
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