Qué extrañísima sensación produce leer un episodio de Canción Triste de Hill Street ambientado en los años 50. Es como si hubieran metido a Furillo, Renko, Belker y Larue (entre otros) en una máquina del tiempo y los hubieran soltado en un mundo distinto del suyo.
Distinto, sí; pero poco. En El atracador (The Mugger, 1956) de Ed McBain, segunda novela de la serie de la Comisaría 87 de Isola, los polis son los mismos que aparecerán 25 años después en la entrega nº35, Calor, que leí inmediatamente antes que ésta. Los años no han transcurrido como en la realidad, sino más bien como en los tebeos: aquí, Bert Kling en un policía de a pie, un simple número, y el detective Steve Carella brilla por su ausencia, pues al parecer anda de luna de miel. En Calor (1981), Carella y Kling son compañeros, pero Kling sigue siendo "uno de los detectives más jóvenes de la Comisaría 87". Los sueldos han subido (de unos 5.000 a 20.000 dólares anuales, más o menos), pero ellos siguen siendo los mismos y ni siquiera les han salido arrugas. Y sin embargo, las tramas y los comportamientos, así como el entorno, los barrios ricos y los más pobres, los pandilleros, la diversidad de etnias, la inmensa estupidez y monstruosidad de los criminales, son las mismas. El detective Meyer Meyer (así se llama, gracias a un padre que se creía con sentido del humor) sigue un caso de la Comisaría 33 a través de la prensa, de principio a fin de la novela: el del tipo que entra en las casas para robar gatos. Los detectives Willis y Havilland (este último es una especie de Larue de Hill Street, pero más oscuro) andan detrás del pintoresco y brutal Clifford, atracador de mujeres que da título a la novela. Y el agente Bert Kling... bueno, tiene problemas propios que lo llevarán a hacer lo que no debe ni puede: investigar un asesinato por su cuenta y riesgo.
El atracador es una gozada en muchos aspectos, y confirma una vez más la inmensa influencia de la serie de McBain sobre los futuros shows televisivos de procedimiento policial. Aunque no llega al nivel de Calor, que me pareció excelente, esta novela corta (no llega a 200 páginas) tiene peso real.
Probablemente, también sea la novela de la Comisaría 87 con más ediciones en castellano, pues se incluyó en un par de colecciones que fueron muy populares en su día: Club del Crimen (en formato revista) y Bestsellers Serie Negra de Planeta, por ejemplo, y en los Jet de Plaza & Janés, como El atracador de mujeres. Hay también ediciones más recientes.
En fin: parece que el título es un clásico en sí mismo, vista su difusión.
Y nada, yo me voy a buscar más historias de la Comisaría 87. Y si se me acumulan en la pila de libros pendientes, mejor que mejor. Ya les llegará su hora...
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