(De Facebook)
26 de junio de 2023
Finalmente, Los gatos (The Cats, 1977) de Nick Sharman (pseudónimo del difunto Scott Grønmark) se ha colado antes que El búfalo blanco de Richard Sale. Las apenas 200 páginas en cuerpo de legra gordo de esta novela, oportunista contrapartida de Las ratas (1974) de James Herbert, me garantizan que no llevará un relleno tan obvio como el que contiene la hinchadísima Superstición diabólica de R. L. Stine, quien para su incursión en el mundo del horror para adultos, introdujo una buena cantidad de escenas de sexo soft (sin el porn) y unas trescientas páginas de más (sobre poco menos de 400 que tiene la obra). La novela de Stine se puede leer, pero cuando has llegado a la mitad tienes la certeza de que cualquiera de nuestros autores patrios (Ralph Barby, Burton Hare, Adam Surray, Lou Carrigan o el mismo Curtis Garland, por citar unos cuantos) podrían haberla contado mejor y sólo en 96 páginas. (Y si hubiera sido de Surray, la violencia explícita habría sido más espectacular, sanguinolenta y divertida. Y los poemitas refranescos continuos de la historia habrían rimado. Y las víctimas se habrían multiplicado por tres o cuatro). Tengo la sensación de la que las mejores obras de Stine son las que escribió para el público juvenil.
En fin; vayamos con los minimos londinenses...
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