Extraído de La Voz (Madrid), 7 de enero de 1921.
Extraído de La Voz (Madrid), 4 de febrero de 1921.
Qué extrañísima sensación produce leer un episodio de Canción Triste de Hill Street ambientado en los años 50. Es como si hubieran metido a Furillo, Renko, Belker y Larue (entre otros) en una máquina del tiempo y los hubieran soltado en un mundo distinto del suyo.
Y sin embargo, las tramas y los comportamientos, así como el entorno, los barrios ricos y los más pobres, los pandilleros, la diversidad de etnias, la inmensa estupidez y monstruosidad de los criminales, son las mismas. El detective Meyer Meyer (así se llama, gracias a un padre que se creía con sentido del humor) sigue un caso de la Comisaría 33 a través de la prensa, de principio a fin de la novela: el del tipo que entra en las casas para robar gatos. Los detectives Willis y Havilland (este último es una especie de Larue de Hill Street, pero más oscuro) andan detrás del pintoresco y brutal Clifford, atracador de mujeres que da título a la novela. Y el agente Bert Kling... bueno, tiene problemas propios que lo llevarán a hacer lo que no debe ni puede: investigar un asesinato por su cuenta y riesgo.
En fin: parece que el título es un clásico en sí mismo, vista su difusión.
Y nada, yo me voy a buscar más historias de la Comisaría 87. Y si se me acumulan en la pila de libros pendientes, mejor que mejor. Ya les llegará su hora...
Extraído de Crónica científica y literaria (Madrid)
del 5 de febrero de 1819.
Extraído de El Castellano (Madrid) del 23 de noviembre de 1837
(De Facebook)
23 de agosto de 2023
El último lugar que Dios creó (1971) es un tortuoso viaje por las rutas comerciales de la Amazonía en la década de 1930. También es una envidiable y violenta novela de aventuras con intrépidos aviadores que escupen al rostro de la Muerte cada día, de hombres y mujeres que no pueden caer más bajo, de malvados heróicos, de salvajes indios que son víctimas y verdugos (todo a la vez), de buscadores de diamantes, de condenados al presente, de criaturas humanas casi legendarias cuyo deslumbrante futuro inmediato se vislumbra en la Europa de 1939... pues eso será preferible al Infierno del día a día en los afluentes, las aldeas, las fortalezas militares, las misiones, que se esparcen por el río más caudaloso del mundo.
En The Last Place God Made, que sí, es un thriller, Jack Higgins actualiza al Julio Verne de La jangada y nos sirve un contradictorio (por humano) periplo vital y espiritual, crítico con todo y con todos, que no deja títere con cabeza ni da respuestas a las muchas cuestiones éticas que plantea. También tiene algo de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad (esto son palabras mayores, ¿verdad?), por mucho que la novela parezca revestida del aire de un Indiana Jones, o mejor, de los Cuentos del Mono de Oro.
Nada ni nadie se salva aquí, ni se rescata a las monjas secuestradas, ni se redime el espíritu de los sinvergüenzas sin escrúpulos que viven en un glorioso pasado, en el que se batían en duelo con el mismísimo Barón Rojo. Porque ser un tipo duro, valiente y experto sólo te puede servir, al final, para tener una muerte gloriosa. No vas a aparecer, maltrecho, de entre los cadáveres humeantes de tus enemigos con una sonrisa para regresar en la siguiente aventura, porque a fin de cuentas, sólo eres de carne y hueso, tipo duro.
Y si por un casual se produce el milagro y sales vivo, te espera la guerra.
"Vaya una forma de ocurrir las cosas. Auténtica serie B: no queremos algo bueno, queremos algo para el próximo lunes".
Jack Desforge (actor de capa caída), en Al este de la desolación
Si hace unos días hablaba de una novela prácticamente bolsilibresca de Higgins (brevísima, repleta de topicazos, muy entretenida), hoy entro con lo que a mí me ha parecido una rareza, titulada Al este de la desolación (East of Desolation, 1968).
Confieso que esperaba uno de esos tour de force a los que el autor me tiene acostumbrado (Ha llegado el águila, El confesionario, La noche del zorro, Exocet, Temporada en el infierno...), e incluso el texto de la contraportada parecía indicarlo: gran aventura entre los hielos de Groenlandia, un avión siniestrado, acción, un aviador llamado Joe Martin como protagonista, mujeres fatales... Y el caso es que sí, que todo eso está ahí. Pero no se encuentra hasta pasadas las 100 primeras páginas de las 250 que componen esta novela. Esas primeras 100 páginas podrían ser puro relleno, sí, pero... me las leí del tirón. Al principio, nos encontramos con una extraña pesadilla recurrente del protagonista, y luego conocemos a un actor veterano en horas bajas que anda jugando al cazador de osos por el Círculo Ártico, a otro aviador (un jovencito que vive para meterse en la cama con cualquier cosa que lleve faldas), y mucha ambientación, presentación de personajes que hacen cosas normales (beber; trabajar; emborracharse; beber; hablar del tiempo todo el rato, pues el tiempo es muy importante en esas latitudes; intentar meter a alguien en la cama), y nada que nos lleve a pensar que "cuando menos te lo esperes, se va a desencadenar la de Dios es Madre".
Y la verdad es que eso no llega a suceder en ningún momento, ni siquiera en la parte final, donde salen a la luz todos los misterios y secretos que guardan los personajes; ni siquiera se lía demasiado parda cuando el ex-Raf con cara de sádico empieza a mostrarse como lo que es (un asesino profesional), ni con la pelea de bar contra los marinos portugueses encabezados por un hombre monstruoso llamado Da Gama, ni con la visita al viejo chalado que se cree vikingo, ni con la presencia de la viuda del aviador muerto en un misterioso siniestro...
En serio, me ha parecido una historia muy extraña, con una construcción curiosa (sí, es lineal, pero...) y bastante atípica para lo que suele ser Jack Higgins. Está claro que, en el terreno literario, siempre se pisa terreno resbaladizo y no hay que dar nada por sentado.
Muy recomendable, no para los fanes habituales de Jack Higgins (que ya se la sabrán de memoria), sino para los que busquen un mecanismo de relojería que, en apariencia, no funciona... pero el caso es que sí.
18 de agosto de 2023
(De Facebook)
16 de agosto de 2023
12 de agosto de 2023
"¿Cuán buena es esta novela? Probablemente la cosa más convincente que pueda decir al respecto es que me ha costado dinero".
(De Facebook)
9 de agosto de 2023
(De Facebook )
6 de agosto de 2023