Tras leer el siguiente artículo de opinión (parece que es el texto editorial) que extraemos del Diario Catalán (Barcelona, 9 de abril de 1895), nos quedamos con la boca abierta ante la existencia indudable de un occult doctor francés, un médico, que usa por nombre de guerra el belicoso título de Doctor Bataille. Sus archienemigos: los luciféricos masones. Los fenómenos que Bataille describe: fantasmagóricas apariciones de Satanás; la existencia de un taller en Gibraltar donde el diablo Hermes, encarnado en forma humana, realiza sus terribles fabricaciones; sesiones espiritistas en Berlín durante las cuales se escuchan las voces de los condenados al Infierno; la increíble Sofía Walder, que atravesaba planchas de acero como si estuvieran hechas de humo; y aquella vez en que un esqueleto persiguió a un satanista, lo atrapó y le arrancó la cara de un mordisco.
Tendremos que estudiar con detenimiento esta obra y a este "Doctor Bataille" quien, al parecer, no era otro sino el tremendo vendedor de humo, estafador, escritor plagiario y ex masón Léo Taxil, archienemigo del general confederado Albert Pike. (Sobre Pike, no está de más echar un vistazo a la novela Los papeles póstumos, de Juan Carlos Monroy y el que suscribe). De Sofía [Sophia] Walder, sabemos que aseguraba ser la bisabuela del Anticristo.
En fin, demasiada información para un introito tan breve. Mejor, pasen y lean nuestro artículo, arrancado de las garras de las postrimerías del siglo XIX...
Masones adorando al Bafomet, figura supuestamente ideada en 1854 por el mago Eliphas Levi, que estaría relacionado con los Rosacruces. ¡Menudo cacao tenían los ocultistas del XIX! ¡Y eso que aquí no mencionamos el Amanecer Dorado ni la Teosofía! |
Sophia Walder, la bisabuela del Anticristo. En serio. (New York Journal, 23 de agosto de 1896). |
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