lunes, 27 de mayo de 2024

Storie naturali (1966), de Damiano Malabaila

Edición original de 1966, en italiano.


18 de abril de 2024

Ya di las gracias públicamente a mi amigo Peter Benjamin por descubrirme la faceta cuentística y fantaterrorífica del italiano Primo Levi (1919-1987), y adelanté lo que iba a ser esta reseña de un libro maravilloso e imprescindible.

Storie naturali de Damiano Malabaila se publicó originalmente en 1966, con un comentario del gran Italo Calvino (que no hemos podido encontrar). Era un libro con quince relatos, muchos de ellos ya publicados en prensa y revistas, en fechas que se remontaban hasta 1948. Tras el rimbombante nombre de Malabaila se encontraba Primo Levi, descendiente de judíos sefardíes, como su contemporáneo, el austríaco Leo Perutz (originariamente había sido "Pérez"), al que dedicaremos tiempo y palabras en otro momento.

 

Primo Levi

La traducción de la escritora Carmen Martín Gaite de Historias naturales, publicada por Alianza en 1988, abre el camino para conocer la absoluta maestría de un autor, conocido sobre todo por su obra autobiográfica, y al que he colocado en el mismo altar pagano en donde adoro a R. A. Lafferty (que profesaba el catolicismo) y Stanislaw Lem (que profesaba la cibernética), pues con ambos guarda muchos, muchísimos puntos de contacto. (Otra cosa es que Levi los conociera o leyera, ¿quién sabe...?). En cierto modo, Levi también se merecería la fama de visionario que siempre ha acompañado a Jules Verne, fama que sería más justa si se atribuyera al superviviente de Auschwitz: anticipa tecnologías, situaciones sociales y problemas que, en 2024, están muy presentes y son muy reales. Y lo hace por medio de relatos en los que el indudable sentido del humor deviene en un inevitable terror. Si estos quince cuentos se hubieran escrito ayer, serían igual de válidos y prospectivos (menudo palabro tan feo; si no recuerdo mal, significa "escribir prospectos de medicamentos") que en 1966.

 

 

No es mi intención hacer aquí una recensión completa de un volumen al que merece la pena aproximarse con la mente abierta y despejada; así que, hablaremos de algunos textos de Levi/Malabaila a vuelapluma.

 

 

"Censura en Bitinia" (que se publicó en Il Mondo en enero 1961) es uno de sus cuentos proféticos más disparatados, en apariencia, y como reza el título, trata el asunto de la censura exacerbada: un tema de toda la vida -sin duda anterior a la invención de la imprenta y, posiblemente, anterior a la escritura- que hoy es de rabiosa actualidad por las diversas reinterpretaciones, sustituciones, cancelaciones y prohibiciones que, de un modo anacrónico, se suceden día a día en nuestra sociedad. Añadiré que el cuento está relacionado con el brevísimo y mítico "Por escrito gallina una" de Julio Cortázar, que se publicó, si no antes en algún otro lugar, en el volumen La vuelta al día en ochenta mundos, de 1967. (Todo leerlo debería mundo el).

 

La censura.

"El versificador" (Il mondo, mayo de 1960) está escrito como una pieza teatral breve, y anticipa de un modo tan preciso los actuales problemas que están generando las inteligencias artificiales (IAs) en las artes y las letras, que da miedo: es, quizá, la sensación que produce contemplar las obras del Bosco, esto es, la de alguien que ha visto algo, posiblemente el futuro, y lo plasma antes de su tiempo. Stanislaw Lem también escribió bastante sobre este tema (lo que denominó "literatura bítica", por los bytes, si no me equivoco), pero de un modo infinitamente más complejo. Levi evoca las mismas ideas que Lem en su libro de reseñas de literatura inexistente Un valor imaginario, pero de un modo tan presuntamente sencillo que ningún lector podrá leer el cuento sin entender lo que afirma y sus implicaciones. Lo de Lem es infinitamente más espeso y requiere un esfuerzo que, SÍ, merece la pena. (Nota al pie: también me recordó mucho a las IAs escritoras y artistas un relato de Lafferty que no había leído, y que cayó en mis manos hace poco. Se trata de "Mucho, mucho tiempo" ("Been a Long, Long Time", 1970), centrado en el manido tópico de los monos con máquinas de escribir y el tiempo necesario para que, tecleando al azar, generen la obra completa de Shakespeare. Hasta yo he escrito sobre ese asunto, pero claro, mucho peor que Lafferty y que tantos otros).




Del muy terrorífico "Mariposa angelical" ("Angelica farfalla", en Il Mondo, agosto de 1962) ya hablé en otra parte, y sólo añadiré que lo propuse en el Club de Lectura de terror y otros géneros de la Biblioteca de Albacete, en compañía de otros tres relatos con los que guarda relación, aunque pertenezcan a distintos géneros: "El ajolote" (1972) del mexicano Juan José Arreola (folklore fantástico), "Axolotl" (1954) del estadounidense Robert Abernathy (ciencia ficción espacial), y "Axólotl" (1956) del argentino Julio Cortázar (fantasía). Cada uno de estos cuatro textos es una joyita en sí mismo. (Entre los miembros del club, creo que "ganó" Cortázar. Pero en lo que a mí respecta, el cuento de Levi no se me olvidará nunca jamás).

 

Josef Mengele, llamado "El ángel de la muerte".


"El amigo del hombre" (Il Mondo, 1962) es muy semejante al extraordinario "La erúntica de Reginald Gulliver" de Stanislaw Lem (incluido en Un valor imaginario); "Versamina" (Il Giorno, agosto de 1965) es un escalofriante cuento sobre una posible cura de... ¿la depresión?; "Cladonia rapida" (primera edición en el libro) habla sobre un parásito exclusivo de los automóviles y de... ejem... el género sexual de los coches...

 

Imagen: Uno de los mejores libros de todos los tiempos.


Y luego están las historias del señor Simpson, representante de una empresa norteamericana, la NATCA, que fabrica novedosas máquinas inconcebibles: replicadores de materia, medidores de belleza, e incluso el modo de comunicarse con los insectos y llevarlos al pleno empleo... Los cuentos sobre el señor Simpson me recuerdan enormemente a las historias de Lafferty sobre inventores y sus ingenios difícilmente reproducibles en laboratorio...

***

En conclusión: si alguien que tuvo la vida de Primo Levi fue capaz de escribir con tal sagacidad y sentido del humor, nos queda la esperanza de que los privilegiados que no hemos pasado por un campo de exterminio podamos, al menos, rendir homenaje a autores así, a los que hay que besar los pies, leerlos de arriba a abajo, y mostrarlos a nuevos, potenciales lectores, que se están perdiendo algo muy gordo y muy bueno.

(Y en cuenta pueda, haré reseña de Defecto de forma, otro libro de cuentos de Primo Levi).


No hay comentarios:

Publicar un comentario