La figura de Simbad el marino es universalmente conocida, y las únicas polémicas más o menos importantes que desata en torno a su figura tienen que ver con la grafía de su nombre. El nombre más popular con que se ha popularizado en castellano es el de "Simbad", aunque parece que el original es "Sindibad", que terminó por convertirse en "Sindbad". Este nombre no es ajeno a nuestra cultura, pues antes que el marino, estuvo el consejero del rey de esa obra medieval de cuentos misóginos titulada Sendebar o Libro de los engaños e los asayamientos de las mujeres, traducción de relatitos orientales realizada a mediados del siglo XIII, y finalizada por iniciativa de don Fadrique, hermano de Alfonso X el Sabio. En este libro, que recoge la falsa acusación de violación que recae sobre el hijo de Alcos, rey de Judea, tenemos al ayo del príncipe, "Çendubete", que no es sino otra castellanización de "Sindibad".
¿Estarán relacionados el ayo de Judea y el marino, más allá del nombre?
Con la excusa de que, en el próximo ULTHAR 20 (cuya suscripción acabamos de abrir), recuperamos una serie de nuevos viajes de Simbad el marino (algunos tan conocidos como el que propuso Edgar Allan Poe, y otros muchos menos), proponemos por aquí una semblanza, aparecida en la revista Alrededor del Mundo (Madrid), el 2 de agosto de 1914. El texto no tiene firma, así que debe ser obra de alguno de los redactores. Es breve y agradecido de leer. Aquí lo tienen.
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