lunes, 4 de diciembre de 2023

Relación de un pez gigante petrificado, 1789. (Una noticia de ayer)


Hubo un tiempo en que el legítimo asombro era posible. Una mañana de 1788 estás cazando plantas en Arequipa, en el Virreynato de Perú, y te topas con un pez gigante petrificado. Eso es lo que sucedió al autor de Método de extraer y acopiar la Corteza de Cascarrillas que se remite todos los años al Soberano para su Real Botica, de la Provincia de Loxa (1805), don Juan Tafalla Navascués, botánico nacido en Navarra en 1755 y fallecido en Lima en 1811, y a Francisco Pulgar, dibujante de campo que solicitó su retiro con alguna asignación en 1798.

La nota que hemos extraído de Memorial Literario (Madrid), correspondiente a noviembre de 1789, posee el tono impersonal, objetivo, directo, científico, insensible, que debe tener el redactor periodístico, ya sea en el siglo XVIII o el XXI. Y, sin embargo, por entre estas líneas impresas detectamos que el sentido de lo maravilloso se desborda, a pesar de cualquier esfuerzo por contenerlo. De la primera a la última línea, estamos ante el relato de una aventura y de un descubrimiento: "pasaron por una hoyada profunda"; "su cabeza, algo descompuesta y como trillada de pasajeros que por allí tenían senda para el mar, no ofrecía a la vista ni ojos ni fístulas respiratorias"; o este otro pasaje que dice

"Desde que el sol nace se hace insufrible su calor en la profundidad hasta el medio día; y en esta hora se mueve un viento tan fuerte y verticoso, que embarazando a los hombres casi la estabilidad, los ciega con la arena que agita en incesantes remolinos."

Ya quisiéramos, para el día de hoy, tener periodismo (científico, político, o de sucesos) que pudiera arrojar párrafos como el anterior. Hacernos sentir vivos, embriagados de curiosidad, creyentes a pies juntillas en el prodigio que sin duda es real y no superchería: eso logra el anónimo autor de la noticia, ateniéndose a los hechos de manera férrea, objetiva. Y al mismo tiempo, implanta en nuestros ojos la imagen imposible, mágica: dos hombres que contemplan un leviatán esculpido en roca, al fondo de un vallezuelo hostil del Nuevo Mundo.

 


 


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