viernes, 8 de diciembre de 2023

El brick del diablo, de Emilio Salgari

Edición original italiana de Il brick del diavolo (1923).

6 de diciembre de 2023

Un poco de contexto sentimental:

A Emilio Salgari lo he leído muy poco, y sólo cuando era muy joven. Y muy por encima, me temo; tanto, que no conservo anotaciones al respecto. Tengo el recuerdo de la afición que mi buen amigo, el doctor Juan Carlos Pérez Flores, tenía por Sandokán (y por Arsenio Lupin), allá por nuestros años infantiles, y también recuerdo que Juan Carlos no logró que me enganchara a Salgari. (Con Lupin tuvo mucho más éxito, todo hay que decirlo).

Este tebeo ha estado en casa de mis padres desde que tengo memoria.


Ídem del anterior. (Tengo intención de ponerme a leer la novela de Salgari en cuanto me llegue, en la edición de Alianza).

Había leído adaptaciones a tebeo de sus historias en la célebre Joyas Literarias Juveniles de Bruguera y, para mi gusto, a aquellas historias de piratas y damas en peligro les faltaban unos cuantos monstruos gigantes, unos buenos vampiros, algún fantasma... Por eso prefería, con poco, la serie del Corsario de Hierro, escrita por Víctor Mora y dibujada por el gran Ambrós. Las portadas de la edición de Grandes Aventuras Juveniles de Bruguera (hermana roja de las Joyas Literarias) eran, creo, de Antonio Bernal, y son tan buenas que pueden resucitar a un muerto. Las historias del interior también son obra maestra, opinión que, me consta, comparte el compañero, colega y maesto José Miguel Pallares. Yo, que no soy muy afecto a las espadas, disfruto mucho con las hazañas del Corsario de Hierro y sus compañeros, Mac Meck y Merlini.


Vampiros y minifaldas de los 60 en la portada de un Corsario de Hierro de Bernal.

Una de las portadas más sugerentes de esta colección.

La portada del primer número de Corsario de Hierro. ¡Increíble imagen de Bernal!

Hace poco, hablando con Juan Carlos, hemos rememorado aquellos viejos tiempos: él llegó a escribir un estupendo pastiche en el que cruzaba a Lupin y Sandokán; está incluido en el fanzine Locos y Bufones nº0, que perpetré en 1991. Me dice Pérez que, cuando intentó releer a Salgari, se llevó un chasco gordo: no era lo que recordaba. Se le cayó de entre las manos.

En fin, esas cosas pasan. Un mismo texto puede causar impresiones muy distintas en un mismo lector. La relectura es un deporte de riesgo, como el puenting o el alpinismo, pero yo lo recomiendo sin ambages.

 

El fanzine Locos y Bufones (1991).

En cuanto a otras impresiones:

Siempre he asociado a Emilio Salgari y su obra con la primera mitad del siglo XX. Aunque su nombre y el de Jules Verne para que han ido juntitos desde la noche de los tiempos, al parecer esto es más cosa de la industria editorial española de los años 60 y 70, que incluía a ambos autores en cualquier colección de clásicos juveniles o infantiles, en adaptaciones a tebeo, etc. (Esto también se podría decir de otros clásicos como Walter Scott, Karl May, Robert Louis Stevenson o Alejandro Dumas, por citar unos pocos). El caso es que a mí, Salgari me parecía que era un moderno comparado con sus compañeros de oficio... Por explicarlo de un modo comprensible: yo tenía la sensación de que Salgari era un escritor que habría muerto, como pronto, en la década de 1950. ¿Por qué? No tengo ni idea.

Sus primeras obras aparecen como publicadas en los últimos años del siglo XIX, y el grueso, ya en el siglo XX. Por ejemplo: en Wikipedia, se asegura que la primera novela del Ciclo de los Piratas de la Malasia (Sandokán y amigos) es Los tigres de Mompracem (Le tigri de Mompracem, 1896), a la que seguiría Los misterios de la jungla negra (I misteri della jungla nera, 1895).

Y yo, con esa información, compruebo que no tengo en mi biblioteca ningún ejemplar de Los misterios de la jungla negra y me hago con Los misterios de la India (Biblioteca Sopena, 1979; no figura traductor), que es la novela que busco pero con otro título. Y la quiero leer primero porque Wikipedia me dice que es de 1895, y que la primera novela de Sandokán es de 1896.

Una vez me pongo a leer las aventuras de Tremal-Naik, el cazador de serpientes, y su fiel ayudante maharato Kammamuri, contra los thugs adoradores de Kali en los sunderbunds del Ganjes, se me ocurre mirar informaciones italianas. Y me entero de que I misteri della jungla nera se había publicado por primera vez bajo el título de Gli strangolatori del Gange, seriada en Il Telefono, desde el 10 de enero al 15 de abril de 1887. Vaya por Dios. Y además, Le tigri de Mompracem había aparecido como La tigre della Malesia en Nuova Arena (Verona, Turín), en los números 10 a 12 (1883) y 1 a 3 (1884). Y puestos en harina, comparo las dos versiones de la primera novela de Sandokán, y resulta que la antigua, la seriada, tiene un par de capítulos más que la versión de 1896 (o 1900, según otras fuentes), o sea, la revisada para editar en formato de libro.

Y de repente, me doy cuenta de que Sandokán es más viejo que Sherlock Holmes (A Study in Scarlet apareció en 1887). Por sólo cuatro años, pero más viejo. Y se me queda cara de tonto, porque ya no sé en qué liga estamos jugando, ni a qué deporte.

Pero ya hablaremos en otra ocasión de estas cuestiones cronológicas y bibliográficas, pues ahora toca otro lío gordo: el de El brick del diablo.

***


Una de las ediciones de Maucci de El brick del diablo; ésta, en la colección Viajes y Aventuras.

 

La primera versión de Il brick del Diavolo la publicó en Milán, en 1923, la Società Editrice L'Italica, y en el interior, se acreditó la obra a Luigi Motta y Emilio Salgari. Por entonces, habían pasado doce años desde que Salgari cometiera suicidio de un modo horripilante por culpa de sus editores (si atendemos a las notas y últimas voluntades del autor). Lo que nos cuentan los diversos sabios italianos que estudian la materia salgariana en su idioma origina, es que, de los trece relatos que componen este volumen, sólo uno es de Motta, "Le caccie nell'India", y aun así, la autoría es dudosa. Los demás, se deben a la pluma de Salgari; no obstante, Motta habría cambiado los títulos de las historias para que "parecieran nuevas". Ahora bien, rastrear las fuentes originales de esas otras doce historias... bueno, es una auténtica aventura, como todo lo que está relacionado con el mítico Emilio Salgari.

De hecho, cabe la posibilidad de que todo lo que afirmo en el parrafo anterior sea erróneo o directamente falso. Entre editores, traductores, continuadores, pseudónimos, pasticheros y retituladores, han logrado que no se pueda afirmar nada de este autor. (Ojalá y la triste historia de su suicido no hubiera sido más que un truco publicitario...)

 

La edición de Orbis de 1988, que he leído, y que sólo trae once cuentos de los trece que componen la colección original. ¡Voto al chápiro verde!

Para abrir boca, diré que lo que yo he leído es el volumen titulado El brick del diablo, en traducción de María Irazoqui, publicado en 1988 por Orbis en su colección Biblioteca del Mar nº9; el texto procede, hasta donde sé, de la colección Emilio Salgari nº26, también de Orbis (1987). Es posible que la traducción de Irazoqui sea más antigua y proceda de las ediciones de Nauta, que tuvieron muchísimas versiones durante la décadas de 1960 hasta 1980, o de alguna otra editorial más oscura.

Mi edición consta de once relatos (frente a los trece originales), y no incluye entre ellos "Le caccie nell'India" de Motta. No me voy a cortar las venas por estas dos ausencias, pero mentiría si dijera que esto no me toca las narices. Después volveremos sobre este asunto.

 

Número 26 de la colección Emilio Salgari de Orbis (1987)

Los once cuentos son sencillos, directos y trepidantes. Salgari va del genuino relato marinero de fantasmas a la antigua conseja de farero, pasando por alguna aventura protagonizada por el mismísimo Salgari, tierra adentro. Hay terror, tragedia, drama, tensión, suspense, humor... AVENTURA con mayúsculas, salpicada de brevísimos conocimientos enciclopédicos de tipo geográfico, zoológico y de navegación: por ejemplo, he tenido que recurrir al diccionario para aprender que "gúmena" es una maroma gruesa que se usa para atar el ancla o unir naves, y que en el contexto de estos relatos, se utiliza como medida náutica.

Sinceramente, me ha parecido que esta antología es una joyita de esas que se leen en un suspiro y que te dejan con ganas de buscar los 100 o 200 cuentos cortos (160, según algunos listados) que Salgari legó a la posteridad. Como decía Julio Caro Baroja (o puede que algún otro estudioso del folkore) acerca de los pliegos de cordel españoles, "los más antiguos son los mejores, porque además son más breves", y con esto quiero hacer énfasis en lo de "breves": en literatura, no es raro aquello de "menos es más", y pienso que los relatos de Salgari encajan aquí como un guante.

Procede una pequeña recensión de los once títulos incluidos en este volumen:

1. "El brick del diablo", que da título a la antología, es un buen cuento de fantasmas en alta mar que, además, habría agradado a M. R. James, pues deja abierta alguna "vía de escape" al lector, tal y como le gustaba al escritor británico. El original de este cuento debe ser el titulado "Il brick del Diavolo", que quizá también se publicó como "Il brick maledetto". En qué fechas y dónde, fuera de nuestro volumen, eso es un misterio que no he sido capaz de resolver por el momento.

2. "El misterio de la selva" es el terrorífico cuento narrado por un "coleccionista de volátiles" en la Florida, en el que la inexplicable aparición de esqueleto sin cabeza nos lleva por terreno psicopatológico. "Il mistero della foresta" se publicó también como "Lo scheletro della foresta" y "La foresta misteriosa". No conocemos fechas de edición original, nuevamente.

3. "En mitad del océano" es el relato de una nave, la María Pía, y su alcohólico, indolente, inepto capitán. Bastante espeluznante, sin necesidad de recurrir a lo sobrenatural. "In mezzo all'oceano" y también "In mezzo all'Atlantico".

4. "En el océano Índico", un buque recoge una pinaza de náufragos que proceden de un barco que cargaba especias... y un rinoceronte. Otra historia marítima con un pie puesto en el horror, se mire como se mire. "Sull'Oceano Indiano", y también como "Il diavolo a bordo".

5. "Los pescadores del Estrecho de Bering" recoge la pesca del cachalote en el Pacífico, y un espeluznante naufragio. No se lleve el lector a engaño: esto no es un tostón sobre pescadores, sino una grandísima y dramática aventura. "I pescatori di Bering", y también "I pescatori dello Stretto di Bering", y "I pescatori dello Stretto di Behering".

O mucho me equivoco, o esta ilustración de 1929 corresponde al relato "I pescatori di Bering".

6. "El castillo de los espíritus" está relacionado con el mar porque sus protagonistas son marineros... pero transcurre en tierra firme, en la Bretaña francesa. Y el título no es engañoso: es el relato de un castillo con fantasma. Original: "Il castello degli spiriti".

7. "Los modernos Robinsones" es, como indica el título, el cuento de los náufragos franceses en una deshabitada isla de Nueva Zelanda. Casi parece una crónica periodística, y no me sorprendería averiguar que se trata de un caso real. Si no es así, a mí me la han colado. Original: "I moderni Robinson".

8. "El tigre misterioso" tiene por protagonista y narrador al famoso capitán Salgari, ese personaje que el autor se inventó dentro y fuera de la ficción. Un buen relato humorístico de caza y aventura en tierra firme. Original: "La tigre misteriosa", y también "La tigre di Laparam".

9. "La isla del mar de los Sargazos". Otro gran cuento, que recrea la vieja leyenda de la isla de San Brandán (o San Borondón), avistada de vez en cuando en las inmediaciones de las Canarias. Original: "L'isola del Mar dei Sargassi", y también "L'isola delle sette città".

10. "La nave fantasma". Una fantasmagoría absolutamente maravillosa e imprescindible. Original: "La nave fantasma".

11. "Historia de una traición". Un relato dentro de un relato. Una fragata francesa se topa con un globo aerostático a la deriva. Otra maravilla. El original podría ser "Un tragico naufragio", pero este título cuadra mucho mejor con casi cualquiera de los otros cuentos. Misterio...

 

La edición de GP en la colección Pulga, que contiene sólo 8 de los cuentos originales.

A estas once historias habría que añadir "Le caccie nell'India" de Luigi Motta, que no aparece en la edición de Orbis... pero sí que se recogió en la traducción de Gonzalo Calvo, que está incluida como "Las cacerías en la India" en el diminuto El brick del Diablo (1958), perteneciente a la celebérrima colección Pulga de GP. La traducción de Calvo es la que publicara originalmente Maucci en España, hemos de suponer que por primera vez en torno a 1924 o 1925. Pero de la edición de Pulga sólo tenemos el listado que aparece en La Tercera Fundación, y no tenemos acceso a otras ediciones.

Así que, nos falta al menos un relato más para completar los 13 de la primera edición. Lo curioso es que, en los lugares italianos donde hemos encontrado la información sobre los originales de los textos, tan sólo figuran los 12 cuentos que hemos consignado.

¿Cuál será, entonces, el cuento número 13?

(Estas cosas te acaban robando el alma. En serio...).

 

Ejemplar de Maucci, en rústica; años 20.

Ejemplar de Maucci, en cartoné y tela; años 20.

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