Mi edición de la novela, en Revista Literaria Novelas y Cuentos, 1944. En formato gigante y a tres columnas en el interior. |
1 de enero de 2024
Los náufragos del Spitzberg es una de las novelas cortas marineras que Salgari escribió, claramente inspirado en la fórmula narrativa de Julio Verne: la de contar un viaje repleto de peligros y aprovechar la circunstancia para ilustrar al lector con numerosos detalles enciclopédicos. Hoy, en el siglo XXI, para muchos ese es precisamente el punto débil de estos autores: su gusto por el detalle científico, técnico, histórico, verídico y autentificable hasta el milímetro. Si bien se considera que Salgari y Verne son y eran autores para "lectores jóvenes" y que esa forma de narrar la aventura, salpicada con informaciones geográficas, biológicas, etnográficas, etc., servía para instruir, ahora se piensa que ese tipo de "intromisiones en la narración" no instruyen, sino que interrumpen la acción y, de hecho, van en contra del buen curso del relato. Pienso que esta es una cuestión opinable, del mismo modo en que pienso que los lectores jóvenes de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX abordaban esta literatura con un espíritu muy distinto del que puedan tener, no ya solamente lo jóvenes del XXI, sino también los adultos, que se han acostumbrado (nos hemos acostumbrado) a una clase de narración mucho más "limpia de estorbos". Sin embargo, si se medita un poco el asunto, se observa, por ejemplo, que el método de fabricación de bestsellers de Arthur Hailey se parece mucho a lo que hacían los autores ya citados.
Lo que considero es que esas "obras para jóvenes", de repente (o no tan de repente), se han convertido en "obras para adultos instruidos e interesados en aprender términos de marinería y otras disciplinas" que son capaces de apreciar, precisamente, esos excursos y explicaciones, sin por ello dejar de disfrutar de la peripecia aventurera.
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Una edición italiana de la novela. |
Edición de calleja, en traducción de Antonio Jiménez, esto es, el texto en castellano que se ha perpetuado. |
Portada de una edición de Calleja. |
I naufraghi dello Spitzberg es una novela más bien corta, publicada originalmente en 1896, aunque no descartaría que se publicara seriada en prensa o revistas en fechas anteriores, como sucede con muchas obras de Salgari. Las bibliografías salgarianas apuntan que apareció en el volumen Nel paese dei ghiacci, junto con otra novela corta, I cacciatori di foche della Baia di Baffin, y que en España se suelen publicar por separado.
La edición que he leído, la de la revista Novelas y Cuentos nº702 (22 de octubre de 1944), reproduce la traduccion realizada por Antonio Jiménez para Saturnino Calleja, en torno a 1900. Curiosamente, existe una novela anterior, procedente de Francia, titulada Les Naufragés au Spitzberg, ou Les salutaires effets de la confiance en Dieu (1838, de Louis Friedel (1780-1857)) y publicada sin atribución de autor en traducción castellana de "J. R." en 1863, en Barcelona, con el título de Los náufragos de Spitzberg o Los saludables efectos de la confianza en Dios; no hemos leído esta obra, y creo que no es imposible que Salgari tomara algunos elementos de aquí. Habrá que leerla también, ¿verdad?
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La acción da comienzo en septiembre de 1875, en el islote de Vadsó, en Noruega, donde se encuentra la factoría de grasa de ballena del señor Foyn, un pescador, armador, empresario y visionario, que ha concebido el método para aprovechar absolutamente todas las partes de los cetáceos y no desperdiciar ni un gramo.
Primera página del texto de una primigenia edición de Calleja. |
En el mes de agosto, la flota pesquera del señor Foyn regresa, pero este año se han perdido varios buques, entre ellos, el Gotheborg y la Tornea, que posiblemente han naufragado o están atrapados en algún lugar del archipiélago de Spitzberg. Un comandante ballenero, Tompson, llega a Vadsó y se ofrece voluntario para ir en busca de sus compañeros, a costa del muy preocupado Foyn. Tompson elegirá un navío especial, la Torpa, y en compañía de veinticinco o treinta de los hombres más valientes, así como del sabio profesor Oscar Benstorp, se hará a la mar camino al norte para enfrentarse a los hielos y al invierno en una misión que muchos consideran suicida... y con razón.
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Un campamento en los hielos puede ser extremadamente peligroso... |
Es ésta una historia extremadamente sencilla, ejemplar en su estructura interna, cosa de la que cualquier autor que se precie de serlo puede aprender bastante del oficio de escritor (y de paso, aprenderá también sobre la geografía de los mares nórdicos, la fauna, la pesca de los grandes cetáceos, o cómo matar osos polares y cocinarlos). Obviamente, la acción está dirigida por el capitán Tompson y sus diálogos con el profesor Benstorp, que plantean la parte instructiva de la novela. De esos conocimientos teóricos llegaremos a los prácticos cuando las cosas se tuercen en el viaje y hay que afrontar tormentas, el Maëlstrom y los muchos peligros de aquellos que quedan atrapados entre los hielos.
Las dudas que se me plantean al leer un relato tan agradable y emocionante como éste tienen que ver con la veracidad y credibilidad de los personajes. Me explico: en las novelas modernas sobre el mundo marinero del siglo XIX, se retrata un mundo cercano al "realismo sucio", en el que los hombres de mar son bestias con apetitos muy humanos y un alto grado de desequilibrio mental. Y esto tiene su lógica pues, desde nuestra perspectiva del siglo XXI, hay que estar como una regadera para emprender viaje en dirección al Polo Norte cuando se acerca el invierno, por mucho que la misión sea tan honrosa como una de rescate. Sin embargo, los personajes que nos plantea Salgari son también muy humanos y muy realistas, aunque de un modo distinto: aquí estamos hablando de algo que no se tiene demasiado en cuenta en la narrativa moderna, y es el concepto de "hombres de honor", cuya palabra es tan buena como sus actos. Estos marinos salvajes decimonónicos que matan animales a cambio de un buen sueldo también son capaces de regocijarse en el triunfo de la expedición, en la importancia de encontrar a sus "hermanos de mar", perdidos en algún lugar del Spitzberg, y habrán de dejarse la piel y la vida con tal de cumplir lo prometido.
La lucha con el oso polar, que ha dado pie a muchas de las ilustraciones de portada en diversas ediciones de esta novela. |
Esta última podría ser una visión idealizada del oficio del ballenero: una falsedad. Y no obstante, al leer a Salgari, la impresión que deja es la de que esos individuos existieron y eran tal y como nos los pinta. Es decir: que lo que nos cuenta es verdad, independientemente de que oculte detalles escabrosos. Y no es que no encontremos escabrosidades en la narración de Salgari, pero sin duda no son del tipo "realismo sucio" que mencionábamos más arriba.
Encuentro con los náufragos de la Tornea. |
No sé. Quizá, a veces, nos perdemos en la idea de que el ser humano, en el pasado reciente, estaba aún por civilizar y era capaz de cometer atrocidades indecibles, tan horripilantes como las que se cometen en la actualidad en las guerras, por ejemplo. Y quizá también asociamos esta idea a los viejos oficios que hoy, como sociedad, censuramos y proscribimos por diversos motivos éticos y morales. Aun así, no puedo dejar de pensar que, no hace tanto tiempo, éramos "nobles salvajes" que, sí, podíamos estar acostumbrados a la brutalidad... pero la pátina de "nobleza", en el sentido de bellos sentimientos de lealtad, hermandad y cumplimiento del deber, también estaba presente en nosotros.
La traición, la codicia, el dolor, la tortura, el crimen y los más bajos instintos son ciertos, verdaderos, en la literatura y fuera de ella. Pero el compañerismo, la audacia, la solidaridad, la camaradería, la generosidad y la valentía también son verdad.
Eso quiero pensar.
"El ballenero y el sabio se estrecharon fuertemente las manos". |
Portada de Editorial Molino. |
Otra portada de Editorial Calleja. |
Magnífica cubierta de una edición alemana. |
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