sábado, 20 de julio de 2024

Monstruos en Baker Street, de Curtis Garland (2013)

El 10 de julio de 2013, publiqué la micro reseña nº50 de mi blog sobre novelas de a duro. En el texto, reseñé Monstruos en Baker Street de Curtis Garland, un texto tan improbable en una edición tan imposible con una cubierta tan fuera de lugar que, durante unos días, meses, años, se convirtió en una atracción turística y un quebradero de cabeza para los coleccionistas.

Por supuesto, esa novela de Juan Gallardo no había existido nunca... cosa que no impidió que algunos amigos aseguraran haberla leído o haberla tenido.

La recuperamos aquí, en modo festivo, íntegra. Y al final de la reseña original, añadimos la más extraordinara de las anécdotas al respecto.

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La reseña original (20 de julio de 2013)

 


Monstruos en Baker Street, de Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz; Selección Terror, número especial de 196 páginas fuera de colección, Bruguera, marzo de 1976).


El narrador, el doctor John F. Weston, relata cómo el barón de Kronstedt, un noble transilvano, visita al detective londinense Shelby Hakes en 1879 para contratar sus servicios. El problema: se ha extraviado un envío procedente de Suiza, concretamente un cajón de notables dimensiones que contiene una reciente adquisición del barón.
Hakes se pone manos a la obra y, tras un par de rápidas deducciones y de encuentros con mozas turgentes (cantos de sirena a los que el detective hace caso omiso, no como el bueno del doctor Weston), da con el dichoso cajón que contiene nada menos que el cuerpo de una monstruosa mujer conformada con cadáveres de otras damas. (El envío, obviamente, estaba remitido por un tal barón Frankenstein).
A todo esto, Hakes y Weston pierden el cajón tras una cruenta pelea a balazos (de plata) con un hombre lobo, una criatura invisible, y un grupo de zombis recién salidos de alguna morgue. Weston tiene muy claro que Kronstedt no es trigo limpio, pero Shelby Hakes sabe la verdad, y es que esos monstruos en realidad trabajan para un adversario del caballero carpatiano, en concreto un monje ruso que responde al nombre de... Rasputín.



El ejemplar del amigo Efrén Comín (junto con otras novelas de a duro y los planos originales del submarino Bruce-Partington), adquirido durante la II Tertulia Sherlockiana de Madrid. 13 de julio de 2013.


Para acabar con esta ensalada de monstruos, el astuto Hakes recurre a la colaboración de un amiguete suyo, el señor Roger Hastings (y su fiel ayudante hindú, Rahma), que es un especialista en asuntos sobrenaturales, y también recoge por el camino al pistolero texano Drury Reno, que andaba por Londres como parte de un espectáculo del Far West. Y así, tenemos un precipitadísimo confrontamiento final (dos páginas y todo arreglado, amigos) de las tres partes en una mansión de Whitby, con el barón de Kronstedt (cuyo verdadero nombre es el de conde Drácula; revelación nada sorpresiva) haciéndose con un ejemplar de un grimorio llamado “El Negro Libro del Horror” y que le permitiría invocar a un buen puñado de demonios, el monje Rasputín y sus monstruitos repartiendo dentelladas y candela (ruedan cabezas, desaparecen brazos y piernas), y el súper grupo de Hakes armado hasta los dientes con estacas de madera, cruces, más balas de plata (ahora rociadas con agua bendita, por si las moscas), y algunos adminículos anti-zombi patentados por Roger Hastings.
¡Ah! Y al final, el doctor Weston se casa con una de las diversas damas de pechos generosos que aparecen en la narración. (No con la chica remendada de Frankenstein).
Este delirio maravilloso hace referencia a un buen puñado de novelitas curtisianas (como "El fantasma de Baker Street", que reseñaremos aquí oportunamente), y en él presenciamos un intrincado juego metaliterario, pues Curtis en persona nos asegura que está traduciendo una novela escrita por el norteamericano Shylo Harding, autor de novelas baratas...
En resumen, una novelita que no existió y que, sin embargo, podría y debería existir.
Muy, muy, muy divertido, y tan difícil de conseguir, o quizás más, que el poco conocido “Necrolatría” de O. Marshall (Selección Terror nº535, Bruguera, 1983).

(En la imagen de abajo, un artículo sobre “Necrolatría”)





Monstruos de Baker Street alcanza precios astronómicos entre los coleccionistas de bolsilibros.


Fin de la reseña original
 
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Un par de años después, concretamente el 14 de mayo de 2015, tuve la feliz idea de recordar a los amigos de Facebook la existencia de la reseña, y comenté algo que, para variar, era cierto: que estaba trabajando en Monstruos en Baker Street.

El post original decía así:

¿Alguien que se acuerde mi "micro reseña" de MONSTRUOS EN BAKER STREET, novela atribuida al gran Curtis Garland, y que publiqué el 10 de julio de 2013? En el enlace adjunto la tienen ustedes. Se trataba, obviamente, de un pequeño homenaje al maestro Juan Gallardo Muñoz y un guiño a todos los aficionados a la mitología creativa, la cultura popular, y los bolsilibros.
Pues bien: el "pequeño homenaje" ya no es tan pequeño, pues para ser un libro que no existía cuando hablé de él, empieza a tener cierto peso. Y eso es porque estoy dándole las últimas pinceladas (o teclazos, si lo prefieren los puristas) a MONSTRUOS DE BAKER STREET para que, de una vez por todas, exista.
Con permiso expreso de Mercedes Gallardo, hija de Juan Gallardo Muñoz (alias Curtis Garland, alias Donald Curtis, alias El Hombre Que Escribe), esta novelita es mi particular, personal e intransferible canto de amor y admiración al más mítico de los mitógrafos creativos españoles. A su recuerdo está dedicada esta modesta obrita que, me complace anunciarles, muy pronto saldrá a la luz.
No será el gran Curtis Garland, pero les juro que he intentado aproximarme. Palabra.
Por supuesto, quiero aprovechar para agradecerle a Mercedes su amabilidad al permitirne dedicarle este trabajo a un hombre que, a muchos, y a mí en particular, nos regaló tantas y tantas horas y páginas de disfrute y entretenimiento puro y duro.

 

Después de compartir la entrada en diversos grupos de Facebook, me encontré con la siguiente joya, que se ha convertido en uno de mis momentos favoritos de mi relación con las redes sociales. Reproduzco a continuación el post original del 15 de mayo de 2015, con la imagen adjunta al texto:

Esto, amigos. Esto sí que es nuevo: me acaban de ofrecer en digital una copia de un libro que todavía no he terminado de escribir (aunque le queda muy, muy, muy poquito). Se trata de MONSTRUOS DE BAKER STREET. Ayer posteé por aquí un avance/anuncio del tema, y lo compartí en diversos grupos, entre ellos, el dedicado a los Bolsilibros. De ahí procede el pantallazo...


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Obviamente, y tras casi diez años, aún no he terminado de escribir este homenaje a Juan Gallardo, en clave mitográfico creativa, y sigue siendo una de mis asignaturas pendientes. En cualquier caso, alguna pista al respecto se puede encontrar en las "Apostillas a Doctores de lo Oculto de Curtis Garland (en siete partes)", incluidas en el volumen al que alude el artículo, volumen que, por supuesto, sigue a la venta.

 

En cuanto a Monstruos en Baker Street: todo se andará. No quiero dejar en la estacada a los lectores, y mucho menos al viajero temporal que, por desgracia, no ha podido facilitarme su copia, pues regresó a su negro futuro donde los libros que ahora nos parecen completamente inocuos e incluso recomendables, están prohibidos.

(Dejo aquí un pantallazo de un fragmento de esta novela, para que los amigos que llevan más de dos lustros PIDIÉNDOLA A GRITOS sepan que, antes o después, EXISTIRÁ).

 

Pantallazo de la primera página de Monstruos de Baker Street: un trabajo pendiente, un motivo para vivir. (Y mi agradecimiento a Mercedes Gallardo por permitirme trabajar con los personajes de su padre).

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