viernes, 4 de agosto de 2023

Darkfall, de Dean R. Koontz

 (De Facebook)

30 de junio de 2023

Como finalicé Los gatos de Nick Sharman (Scott Grønmark) el día de ayer, tercer aniversario del fallecimiento del autor debido a un cáncer pancreático, por respeto me limitaré a decir que no se ha convertido en una de mis obras favoritas. Pero entretiene.
Ahora se ha colado en la pila de lectura uno de los autores de terror de nuestra era más vilipendiados, subestimados y directamente odiados, el "Stephen King para pobres", el único e inimitable Dean R. Koontz: un todoterreno, usuario de múltiples pseudónimos que, en contra de lo que se comentaba ayer en la Tertulia Albaceteña, sigue vivo y presentando batalla, como se puede comprobar en su web, https://www.deankoontz.com/.
 

 
Koontz es autor de Demon Seed, una terrorífica fantasía de ciencia ficción que fue adaptada al cine con cierto éxito, y que en España, creo recordar, llegó a proyectase en uno de los programas de La Clave, de Luis Balbín: la historia de una casa controlada por una inteligencia artificial que se enamora de una bella dama, y logra incluso dejarla en estado de buena esperanza...
 

 
Curiosidades aparte, como su larga e íntima amistad con el también odiadísimo Richard Laymon, o la creación de Tucker, un homenaje (o un rip-off descarado, pero de calidad) del Parker de Richard Stark, Koontz cuenta con algunas novelas en verdad sobresalientes, de entre las cuales yo mencionaría la sustanciosa Fantasmas, el thriller Susurros, e incluso La visión, aunque sé que por estos andurriales hay quien ha disfrutado mucho con Víctimas, Relámpagos o Luna de invierno, acercamiento al lovecraftiano "Color que cayó del espacio".
 

 
Hace unos años, posiblemente al final del encierro de la pandemia, cuando caminar por la calle y cruzar de acera podía suponer una multa cuantiosa (e injustificada), mi buen amigo Alfredo Lara me recomendó fervorosamente una novela de Koontz, cuyo título no recordaba, pero que él había devorado con fruición, pues combinaba monstruos invocados por un brujo vudú que atacaban a unos gángsters.
Me temo que la he localizado: se trata de Darkfall (que en su edición original en UK, en febrero de 1984, se tituló Darkness Comes). Y si contamos con que a) va de monstruos de la mitología obeah contra mafiosos y b) me la recomendó Alfredo, pues eso significa que me voy a meter de cabeza en la versión que Plaza y Janés publicó en noviembre de 1991, con traducción de Antonia Kerrigan.
Voy predispuesto a que me guste, así que, queridos amigos, se pueden ahorrar los comentarios agoreros. Porque yo sí soy capaz de sacarle jugo a la extensísima obra de Dean R. Koontz.
Y que vivan los segundones y los últimos de la fila.
 


 

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