jueves, 2 de mayo de 2024

Hermana Muerte (2015), de William gay

 


30 de abril de 2024

Por esta bitácora ha pasado un buen número de casas encantadas, de las reales y de las otras (aunque no termino de ver claro la distinción entre estas y aquellas). Hermana Muerte (Little Sister Death, 2015), del difunto William Gay, es una de esas pequeñas grandes obras que pasan desapercibidas al público especializado en terror y géneros afines, porque la publica una editorial tan particular e indefinible como Dirty Works de Javier Lucini (que a la sazón, es el traductor de esta novela y de muchas otras).

El  argumento de Hermana Muerte es idéntico al de muchas historias que ya hemos leído: el escritor David Binder (otro para el saco de nuestra Biblioteca de Babel) tiene una crisis creativa, y se lleva a su familia a vivir una temporada a un lugar que tiene mucho de malo, porque está embrujado. Al contrario que los Torrance de El resplandor de Stephen King, los Binder se van a gastar la poca pasta que tienen en su "aventura", que es más bien desventura.

La gracia y la virtud de la novela de William Gay estriba en que no nos relata lo de siempre (ese "lo de siempre" lo podemos encontrar en La casa de campo mágica del británico James Herbert o en Ceremonias macabras de T. E. D. Klein), sino que por el contrario, esquiva hábilmente los antecedentes sobrenaturales, que no se van contando para crear ambiente, sino que se dan por sentados, porque van a ser los habituales en esta clase de relatos. Cuando Gay decide contarlos, recurre al "fragmento del libro" La maldición de la casa Beale de J. R. Lipscomb (otro para nuestro Babel), o a sencillas narraciones situadas en el pasado. Flashbacks, vamos.

 

Esto, y que la novela es muy breve, me ha parecido estupendo, mejor que la citada novela de Herbert o que Los elementales de Michael McDowell (que también es muy buena).

El estilo de Gay toma prestado de su amigo Cormac McCarthy el recurso de no señalar ortográficamente los diálogos; y me temo que lo hace mejor que el mismo McCarthy, pues consigue que no te pierdas. O a lo mejor el mérito es de Lucini, quién sabe.

En cualquier caso, estamos ante un auténtico gotico sureño sobrenatural, con todas las atrocidades, excesos y burradas habituales en los fantásticos libros de Dirty Works: predicadores con serpientes, bebé arrojados al fuego, paletos de Tennessee en acción, sexo explícito y de mal gusto (es decir, tratado por los personajes como si el sexo fuera algo malo), fratricidios, cotilleos pueblerinos, y una anexo final que nos hace dudar de la veracidad de lo que nos han contado.

El prólogo que le dedica Tom Franklin a su amigo William Gay es magnífico, muy emotivo e informativo, y nos hace pensar en una larga lista de autores estadounidenses de "segunda fila" que pasan por la "literatura seria" (odio todas y cada una de estas comillas) con tan sólo un buen puñado de seguidores. Franklin dice que, en no sé qué ocasion, Stephen King aseguró que iba a llamar por teléfono a Gay para felicitarlo por algo. Se supone que King llamó, pero que Gay no contestó porque estaba trabajando en su huerto.

Gay nació en 1941 y murió en 2012. Hermana Muerte se encontró entre sus papeles personales. Era un inédito de este fan irredento de William Faulkner y Flannery O'Connor. Me alegro mucho de esta recuperación, tanto como me inquieta el extraño perro negro que deambula por la novela, de aquí para allá, sin hacer daño a nadie, salvo unos cuantos sustos.

William Gay
 


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